Tagonius Crianza
De quitarse el sombrero. Esa es la frase que me viene a la cabeza cuando pruebo el Tagonius crianza. Ya al descorchar la botella me pongo nerviosa pues mi cerebro recuerda perfectamente lo que mis papilas gustativas se van a encontrar. Y es que este vino lo tiene todo. Presencia, cuerpo, equilibrio y si me apuran, algo tiene de amuleto pues ha acompañado con éxito mis mejores cenas de los últimos tiempos. Y es que me encanta introducir a los amigos que aún no lo conocen en el club de locos por el Tagonius. No se me ha escapado ni uno. ¿Te unes?
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