El rosa es el nuevo negro
En los últimos años se han puesto muy de moda los rosados tipo Provenza. Los franceses son los grandes vendedores a nivel mundial y su estela es siempre chic, oh la la. Muy ligeros de color y con mucha frescura. Color rosa claro anaranjado. Pálidos y sutiles. Muy fáciles de terminar la botella y así no recordar nada al día siguiente. Maridajes todoterreneos y un toque de sofisticación. Carne de terrazas urbanas.
Pero a mí, que me mola pecar por exceso si hay que pecar, quiero defender aquí los rosados intensos de toda la vida. De esos que te adornan la copa con su color arrebatador y te dicen “bébeme con fruición, morena”. Tienen un punto erótico, si me preguntan. Ese color brillante, ese aroma intenso, esa sensación casi táctil en la boca, ese alcohol tan bien enmascarado y que te hace perder el sentido de la realidad. En fin, que yo defiendo el rosado español. Cañi de pro. Di que sí.
Expuesto aquí mi alegato patriótico al rosado tradicional, sin menospreciar al más fashion, con mi mejor intención recomiendo el Moraleda Rosado de Bodegas Aroa, que debería ser fondo de despensa de cualquier casa. Es un vino realmente asequible, bien presentado y con una fresa jugosa que me hace salivar de sólo pensarlo. Salva-momentos y levanta-pasiones a partes iguales. Un must de este verano, con permiso de mi estlista. ¿A qué estás esperando?
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